La medida de peso y volumen se empleó durante siglos en Andalucía para cerrar acuerdos comerciales en el ámbito rural. Allí perduró y caló tanto entre las gentes que, hasta hace cuatro días, su uso era común.
Como unidad de peso, una arroba equivalía a 11,5 kilogramos y como volumen de líquidos correspondía a 16 litros.
La arroba era la reina. Por su duplicidad en peso y volumen, lo mismo se usaba en las mediciones de las exportaciones, en el vino adquirido por una bodega, en agricultura, ganadería, en los acertijos y canciones populares o en un listado oficial de organismo públicos.
La arroba ha estado muy presente en la vida de nuestros antepasados.